Un ejemplo de desigualdad de salud entre dos grupos sociales es la práctica de la circuncisión masculina, la cual se lleva a cabo en diversas partes del mundo por motivos culturales o religiosos.
Con esta práctica hay una marcada diferencia en las tasas de infecciones o complicaciones médicas entre los grupos que practican la circuncisión y aquellos que no lo hacen. Aunque esta diferencia puede parecer una desigualdad de salud, intervenir para modificarla de manera forzada sería éticamente cuestionable, ya que estaría interfiriendo en una práctica arraigada en la cultura y la religión de estas comunidades.
Es importante que se respeten las decisiones y tradiciones, y que cualquier intervención en este sentido se realice de manera respetuosa, basada en la educación y el consentimiento informado, garantizando el respeto de las personas.