La búsqueda de la equidad en la salud plantea la necesidad de la detección de los grupos más necesitados. Las desigualdades sociales en salud son aquellas diferencias en el estado de salud que se producen entre grupos sociales. Estas desigualdades en salud hacen referencia a la importancia que tienen aspectos como la clase social, el género, o el lugar de nacimiento, para poder gozar de un buen estado de salud; reflejan las desigualdades sociales y económicas de índole estructural que aún prevalecen en el país, además, las desigualdades sanitarias y socioeconómicas están estrechamente enlazadas entre sí con los determinantes demográficos, ambientales y de otros tipos.
Esta posición social desigual genera, a su vez, desigualdades en la distribución de los determinantes intermedios, que incluyen las condiciones de vida y de trabajo, los factores psicosociales, como la extensión y calidad de las redes sociales, el estrés y la percepción de control sobre la vida propia, y las conductas relacionadas con la salud, como el consumo de alcohol o tabaco, la alimentación o la práctica de actividad física.
Mirar la salud de la población a través de los determinantes sociales, permite enfocarse en aquellos factores que hacen que algunas personas tengan más posibilidades de vivir con buena salud respecto a otras, o que ciertos grupos tengan más probabilidad de enfermar que otros.
El hecho de que los determinantes sociales de la salud se encuentren desigualmente distribuidos en la población genera diferencias sistemáticas en la salud entre personas de distinta clase social, sexo, etnia o lugar de residencia, entre otros factores, que conllevan a que los más desfavorecidos presenten un peor estado de salud.
Un ejemplo de desigualdad en salud que sigue un patrón social es el acceso a la Telemedicina que si bien su fin último es la prestación de asistencia sanitaria en todo el mundo y que su incorporación pueda hacer que los sistemas sanitarios sean más efectivos y respondan mejor a las necesidades y expectativas de la población; más de una tercera parte de la población mundial, es decir 2.900 millones de personas, carece de una conexión a internet, y esto se debe a que en su mayoría (96%) son de países pobres.
Además, según un estudio de la ONU existe una brecha digital de género con diferencias de acceso especialmente pronunciadas en África (35% de los hombres frente al 24% de las mujeres) y en los Estados Árabes (68% de los hombres frente al 56% de las mujeres). También se observa una brecha de acceso a la tecnología entre las zonas urbanas y rurales a nivel mundial; los habitantes de las zonas urbanas tienen el doble de probabilidades de utilizar Internet que los de las zonas rurales (76% de la población urbana frente al 39% de la rural). Por último, existe una brecha generacional evidente en todas las regiones del mundo, donde, en promedio, el 71% de la población mundial de entre 15 y 24 años utiliza Internet, frente al 57% de los demás grupos de edad
Por tanto, por mas que se intente la equidad en la atención en salud estas desigualdades sociales siguen teniendo un gran peso en el acceso y por tanto en la calidad de salud y vida de las personas
Referencias
· https://oseki.eus/articulos/que-son-y-por-que-son-importantes-las-desigualdades-sociales-en-salud/
· Jiménez, M. (2022). Telemedicina y Equidad. OSEKI Osasun eskubidearen aldeko ekimena-Iniciativa por el derecho a la salud. Disponible en: https://oseki.eus/areas/desigualdades-sociales-de-la-salud/