Perseverancia: La capacidad de ser perseverante es fundamentalmente una habilidad aprendida. Posiblemente algunos por naturaleza tenemos mayor facilidad para ser perseverantes que otros, pero definitivamente todos podemos entrenarnos adecuadamente para lograr desarrollar esta capacidad, la cual es un rasgo que apoya el éxito en varias situaciones de la vida misma. La Perseverancia implica esfuerzo, todos nuestros proyectos implican un esfuerzo. Mientras todo es entusiasmo y estamos solo planificando, todo marcha bien, es necesario mantener ese ímpetu para afrontar las adversidades que se puedan presentar en todas las etapas de un proyecto y seguir hasta la consecución de nuestras metas.
Ser perseverante significa que debemos mantener un esfuerzo constante en la consecución de nuestras metas. Implica tenacidad. Nos exige ser capaces de postergar gratificaciones, dejar comodidades, salir de nuestra zona de confort. Implica resiliencia. Ser perseverante es lo opuesto a rendirse.
La perseverancia llevada al extremo puede conducir a la terquedad, cuando nos enfocamos en este extremo, en lugar de avanzar estamos más bien estableciendo obstáculos que nos impiden visualizar la necesidad de ajustes en la dirección para poder llegar a buen destino. En ese sentido, aunque es importante ser perseverantes, es igualmente importante aprender a conocer la dosis adecuada de perseverancia que es necesaria y distinguirla de un empeño ciego en lograr algo que tal vez en las condiciones actuales no es alcanzable. La terquedad nos puede cegar y colocar un gran esfuerzo innecesario en acciones con baja probabilidad de éxito.