Violencia, Agresión y delito, como problema de Salud Pública
Según Erick From (1975), propuso reconocer dos tipos de agresión
· La violencia biológicamente adaptativa y al servicio de la vida, común tanto en los animales como al ser humano (programado por la filogenética), donde podemos decir que son aquellos impulsos que nos llevan a atacar cuando nuestros intereses vitales se encuentran amenazados, lo cuál podemos denominar agresión defensiva, en un terreno próximo situó la pseudoagresión, la cual se realiza accidental o lúdicamente sin intención y la agresión conformista, realizada al obedecer órdenes.
· Agresión maligna, biológicamente no adaptativa y propia de la especie humana, la cuál se manifiesta entre otras formas, en la destructividad y la crueldad.
Agresión como paso al acto
La podemos graficar de la siguiente forma:
La agresión por ende es todo un proceso complejo de intercambios de actividades humanas, y por tal razón se han clasificado para poder simplificar su interpretación en las siguientes:
Violencia y delito
Violencia
Al hablar de violencia social, se recurre a datos procedentes de las estadísticas policiales o judiciales, esto juega un papel importante en los medios de comunicación masiva, para la realización de noticias.
Delito
Se remite a las acciones, que se definen por su tipicidad y efecto antijurídico.
La Organización Mundial de la Salud, considera la violencia como:
El uso deliberado de la fuerza física o el poder ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de producir lesiones, muerte, daños sicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. Esta definición considera las numerosas consecuencias del comportamiento violento, el suicida, los conflictos armados, la muerte, las lesiones, la violencia intrafamiliar. Cubre también una amplia gama de actos que van más allá del acto físico, para incluir amenazas e intimidaciones. También los daños síquicos, las privaciones y deficiencias del desarrollo que comprometan el bienestar de los individuos, las familias y las comunidades; según se explica en el informe de la OMS.
Costa rica ha sido reconocido a nivel de Latinoamérica como uno de los países más seguros y felices de la región, donde sus habitantes podían caminar libremente sin riesgo de ser atacados u objeto de violencia, situación que ha venido cambiando drásticamente en los últimos años, hasta el punto de ser un problema de saludo pública donde los índices de mortalidad por violencia y agresión se han disparado exponencialmente, según los datos del Instituto de estadística y censo, donde se tomo en cuenta las muertes según su acta de defunción, donde se analizaron los homicidios, suicidios, accidentes de tránsito y otros accidentes.
El riesgo de muerte por causas externas, con la tasa de mortalidad por causa; los accidentes de tránsito, muestra el mayor riesgo de muerte 17,2 x 100.000 habitantes, seguido de los “otros accidentes” con una tasa de 14,8. El comportamiento de esta mortalidad por sexo muestra que todas las tasas son mayores para el sexo masculino. La tasa más alta en los hombres es causada por los accidentes de tránsito con un valor promedio para el trienio de 28,3x 100.000 habitantes, seguida por “otros accidentes” con una tasa de 19,7, los homicidios en los varones muestran una tasa de 13,4, por último, suicidios con una tasa de 10,5, este orden en el riesgo de muerte, es el mismo que el de la población total, dado que las tasas para el sexo masculino “pesan” más, y prácticamente definen la secuencia.
La violencia marca las mayores diferencias por sexo en la mortalidad en detrimento principal de los hombres. Tal diferenciación por sexo en las muertes por accidentes y homicidios podría estar asociada con la división de roles, en la que la masculinidad se relaciona con ciertos comportamientos de riesgo, protección y dominación. En las mujeres las muertes violentas se deben principalmente a “otros accidentes”, seguida de accidentes de tránsito, homicidios y suicidios.
En el cálculo de la sobre-mortalidad masculina, o sea, la razón entre el riesgo de muerte por una causa específica en los varones con relación a las mujeres; el mayor riesgo de muerte en los hombres con respecto a las mujeres lo representan los suicidios con una sobre mortalidad masculina de 6,3, es decir, por una mujer que se suicida se suicidan 6.3 hombres, seguido de los homicidios con 5,2, casi con el mismo valor los accidentes de tránsito con una sobre mortalidad de 5, por ultimo donde la diferencia es menor es en los “otros accidentes” donde el riesgo de morir de los hombres es solamente el doble, que el de las mujeres.
El análisis por edad muestra una distribución desigual de la probabilidad de morir por causas violentas. Siendo el grupo de mayor edad (75 años y más) el que muestra los mayores riesgos para todas las causas; suicidios es la causa donde la diferencias es casi imperceptible, ya que el grupo mayor muestra una tasa de 9.9/100.000 habitantes, seguida muy de cerca por el grupo de 25-34 años con una tasa de 9,8, y los grupos de 45-54 años y de 65-74 años ambos con tasas de 9,6.
La mortalidad por “otros accidentes” muestra una disminución constante con pequeños repuntes para los trienios 1985-87 y 1994-96. Al inicio de la serie cronológica muestra una tasa de29,9 x 100.000 la cual desciende a 15,1 al final de la serie, mostrando un cambio neto porcentual de 41,8. Para la mortalidad por accidentes de tránsito se presenta una disminución neta para el periodo en análisis del 19,3%, ya que en el primer trienio 1970-1972 la tasa fue de 20,8 x 100.000 y en el último trienio 2000-2002 fue de 16,7. Sin embargo, la disminución no ha sido constan[1]te, después de un abrupto descenso entre 1976 y 1984, se da un aumento de la tendencia que se estanca entre 1987 y 1996. En ese período se observa nuevamente un alta de la tasa de mortalidad, que aparentemente tiende a estabilizarse en los dos últimos trienios, presentado tasas de 17 y 16,7 x 100.000. El punto más bajo de esta serie es el trienio 1982-84 con una tasa estandarizada de 12,8; por lo tanto, si se compara el cambio porcentual entre ese momento y la situación actual 16,7, en lugar de apreciar un descenso de la tasa obtendríamos un aumento porcentual del 31%. Los accidentes de tránsito predominan como las principales causas de muerte, con un peso porcentual importante en el grupo etáreo de 15 a 44 años.
Los homicidios muestran un aumento leve pero constante, a partir de 1984, con una disminución para el último trienio. Para el periodo en análisis esta causa de muerte muestra una tasa estandarizada de 6, la cual se eleva a 7,9 para el final del periodo, representado un aumento neto del 31%. Pese a lo anterior, si analizamos únicamente los tres trienios más recientes, con tasas de 8,9, 8,7 y 7,9 respectivamente, apreciamos reducciones netas, de la orden de 11,2% (trienio 1994-96 al 2000-2002) y de 9,6% (trienio 1997-99 al 2000-2002)
La tendencia de la mortalidad por suicidios ha crecido en estas tres décadas de 3,8 a 6 x 1000, correspondiente a un incremento neto del 58,2%. Al observar los últimos 15 años el aumento ha sido de un punto, con escasas variaciones.
El secuestro es otra forma de violencia que era inexistente en el país hasta 1999 en que se registran casos de secuestros. En el año 2000, según el Ministerio de Seguridad Pública, hubo 8 secuestros, de los cuales uno de ellos trajo como consecuencia la muerte de dos personas. Se utiliza como una forma de obtener dinero rápidamente.
La utilización de armas se ha incrementado de forma importante; entre 1989 y 1999 se matricularon 43.241 armas de fuego, con un crecimiento de un 192.74%. Se matriculan especial[1]mente pistolas (48%) y revólveres (39%). Un 66.8% de las matrículas corresponde a personas físicas y un 33.93%, a personas jurídicas. Estas últimas son las que crecen más rápidamente por año. En la misma época, el Ministerio de Seguridad autorizó a 53.857 ciudadanos a portar armas. De ellos, 44.455 renovaron ese permiso. Se calcula que alrededor de 280.000 personas tienen un arma de fuego.
De 1998 al 2002 murieron 106 mujeres debido a su género (asesinadas por violencia doméstica y sexual). El 80% de estos actos son cometidos por personas cercanas y se gestan en relaciones de abuso en el seno de la familia. Una de las características de esta situación es el ensañamiento del victimario, a la hora de cometer el crimen.
La mayor cantidad de asesinatos de menores se realizaron en Limón, San José y Puntarenas.
Según el Índice de Desarrollo Social, se encontró que los cantones con menor desarrollo social, presentan los valores más elevados de mortalidad por causas externas (accidentes,
suicidios y homicidios) desde 1980, lo cual se mantiene para 1990 y 2000.
Aunque en Costa Rica no se dispone de información que permita hacer una estimación adecuada del número de niñas, niños y adolescentes víctimas de abuso y explotación sexual, los datos demuestran que en el 2001 este tipo de violencia se triplicó respecto a los casos reportados en 1998. Igualmente, datos de las diferentes instituciones muestran un aumento del número de atenciones de menores víctimas de agresión física, sexual o pasiva y no específica.
Los años vida potencial perdidos (AVPP) por armas de fuego para el año 2000 son de 7.070, correspondiendo a los hombres un total de 6.175 y a las mujeres 895 AVPP. Cambia para los siguientes años a 6.984 y 792 respectivamente, con un total de 7.777 AVPP en el 2002. Traducido a valor monetario, esto significa, solamente por pérdida de producción/consumo US$448 millones en el año 2000 y US$ 490 millones en el 2002. En el campo de las muertes poraccidentes de tránsito, la pérdida de años de vida por muerte prematura fue de 8.338 AVPP
en el 2000, aumentó en el 2001 (10.648) y disminuye levemente a 9.602 AVPP en el 2002.La magnitud de la violencia se ha venido transformando en el país, experimentando un aumentado considerable en las dos últimas décadas, lo cual es apenas un síntoma de un deterioro económico y social que presenta el país.
La institucionalización de la política pública en el campo de la violencia intrafamiliar presenta avances significativos en la prestación de servicios de atención, no obstante, se debe Instituto Nacional de la Mujer, INAMU, Área Violencia de Género. 2002 fortalecer en el campo de promoción y prevención. Igualmente, incursionar en el abordaje del os otros tipos de violencia.
Se constató debilidades en materia de información, en cuanto a calidad y subregistro de datos. Las instituciones involucradas en la temática manejan la información de manera independiente, sin corroborarla ni compartirla, se da información contradictoria dado que existen diferencias de criterios en la definición de tipos de violencia.
Recomendaciones
Urge promover procesos investigativos cualitativos y cuantitativos sobre las características y
causas de la violencia para poder incursionar en los determinantes de la violencia y formular
respuestas racionales y eficaces. Se debe profundizar en el estudio de las causas por grupos
etéreos y diferenciación por sexo.
Es necesario el consenso para la generación de criterios de información y los mecanismos de
coordinación entre las instituciones para generar un sistema unificado de información, que per[1]mita fomentar el análisis y conocer la magnitud del problema.
Son necesarios estudios que permitan conocer los costos económicos y sociales de la violencia, con el fin de que se mejore la eficacia en función de los programas de promoción, prevención y tratamiento de la violencia.
Se deben desarrollar mecanismos de coordinación y gestión que garanticen la implementación de un Plan Nacional de Violencia Social, en el marco de las políticas públicas y compromisos sectoriales e intersectoriales.
Se deben promover estrategias de sensibilización dirigidas a la población en las que se promueva una cultura de paz y cero tolerancias a la violencia.