Ambos modelos de mercado tienen sus ventajas y desafíos. La realidad actual ha llevado a los países a incorporar en sus mercados eléctricos, una combinación de modalidad centralizada y descentralizada. Los mercados de electricidad centralizados alientan la inversión en infraestructura energética a gran escala, creando empleo, desarrollo económico y tarifas más competitivas. Por otro lado, los mercados eléctricos descentralizados permiten una mayor flexibilidad y adaptabilidad a los cambios en los patrones de consumo y generación de energía pues reduce la brecha ente la oferta y la demanda, así como una mayor participación de consumidores informados en la toma de decisiones.
Por tanto, considero que no hay un mejor esquema de mercado para el desarrollo de la transición energética. La elección entre estos modelos dependerá de las circunstancias específicas de cada país o de sus respectivas zonas, inclusive requiriendo la implementación de un híbrido.