El cambio siempre es la ley y es constante. Nos encontramos en tiempos cuya velocidad de los cambios suele ser mucho más rápidos de los que podemos explicar, la capacidad de calibrar constantemente las administraciones publicas como sus interdependencias, requiere de nuevas formas de gestionar los asuntos públicos. La gestión pública siempre está evolucionando a los cambios de paradigma y evolución con respeto a los avances tecnológicos.
Las necesidades de la población incrementan y la responsabilidad de las instituciones del gobierno en proveer los servicios a la ciudadanía es primordial. La gestión de lo publico se encuentra en contextos complejos y complicados, Vargas, J. 2024. Es primordial tener las capacidades institucionales, liderazgo transformacional, agilidad, y la adaptabilidad al cambio.
Los ciclos de elecciones de cuatro o cinco años son un factor clave en los planes inefectivos de los gobiernos. Los gobiernos adolecen de una miopía genética su forma de entender y actuar en los asuntos públicos. No hay procesos de obtener resultados concretos porque las instituciones públicas están en un proceso constante de cambio de liderazgo político y sin tener el apoyo para la innovación y transformación institucional.
El cortoplacismo vino y se quedó no solo en las administraciones públicas, sino también en el sector privado, un espejismo de la comodidad del hoy. Las directivas de las empresas han perdido el interés al largo plazo, para asegurarse las ganancias del hoy sin riesgo alguno, al igual que el interés de los fondos de inversión en mantener en cartera las acciones que tiene en un momento dado -respondiendo a esta lógica de pequeños pasos en tiempos cortos- (Phelps, 2017, pág. 430)
No estamos actualmente con la capacidad desde la gestión pública en nuestras instituciones de asumir nuevos retos de cara a los cambios futuros. No hay inversión en la capacidad y talento humano en la gestión del cambio, inteligencia artificial, gestión e innovación de procesos. La institución publicas siguen haciendo los mismo de hace veinte años con los procesos manuales. Por ejemplo, la digitalización de los servicios a la ciudadanía no está ocurriendo a los avances tecnológicos. Hay un déficit en las instituciones y en el talento humano por razones de la adaptabilidad, liderazgo agile, compromiso y transformación adecuada a la cuarta revolución industrial.
Es primordial introducir nuevos paradigmas de comprensión y de acción en lo público, y para ello necesitamos de las capacidades institucionales adecuadas, del aprendizaje de nuevas formas de entender y hacer las políticas públicas, así como de un proceso permanente de transferencia y de habilidades técnico-políticas para el ejercicio del gobierno, Vargas J. 2024.
Es necesario concebir narrativas solidas que contribuyan en la dirección de fortalecer instituciones estratégicas, aprender a canalizar la gestión emocional de una sociedad para aumentar la credibilidad de la gestión publica y la confianza un proyecto futuro para el bienestar de la población.
Las personas en la calle notan la incapacidad del gobierno para conducir y coordinar la acción colectiva hacia niveles razonables de integración, igualdad, protección y seguridad social. Varias de las respuestas de gobierno son infectivas resultan en riesgos de gobernabilidad por defectos de información, equivocaciones analíticas o de comunicación y fallas operativas de gestión y de liderazgo. Por ejemplo, las metas de desarrollo sostenible no se están cumpliendo, las personas en las calles están sin trabajo, la pobreza incrementa, la alimentación es escaso, y l confianza en el gobierno en solucionar sus problemas esta bajo.
La política transmite la imagen de estar privada de la posibilidad de decidir cómo debe gobernarla.
El Estado, la unidad de acción política por excelencia, aparece sujeto a los constreñimientos que
le imponen otros Estados, los “mercados”, o todo un conjunto de imperativos sistémicos sobre los
que ya no tiene control (Vallespín, 2020). Esta externalidad y por medio de la globalización, sujeta a los países a cambiar sus leyes y normas para cumplir con requisitos internacionales. Esto implica que los países no son realmente en control de la gestión publica en totalidad.
De acuerdo con el autor, Vargas J.2024, la gestión pública requiere:
(i ) sustituir estructuras jerárquicas, rígidas y engorrosas por modelos descentralizados;
(ii) un aumento de autonomía de los gestores públicos;
(iii) tener nuevos enfoques institucional basado en criterios de objetivos de ejecución;
(iv) Inversión en el talento humano y nuevas tecnologías, la digitalización de procesos; y
(v) Mayor sensibilización entre las administraciones como hacia la sociedad, objetivos estratégico y mapeo de oportunidades por resultado.
La gestión pública requiere ir más allá de una serie de ritos institucionales o incluso de una vocación, si no requiere de sistemas complejos de información para asegurar la toma de decisiones basadas en evidencia; y la formulación de modelos de acciones futuras y acciones derivadas.