Preparar una gestión capaz de enfrentar crisis implica un cambio profundo en cómo entendemos la planificación y la ejecución de políticas. Es necesario adoptar un enfoque más allá del corto plazo, fortaleciendo procesos internos y aprovechando tecnologías avanzadas para anticipar escenarios complejos y tomar decisiones informadas y rápidas. Además, esto requiere una colaboración activa y coordinada entre diferentes sectores y actores institucionales, con el objetivo de garantizar una respuesta integral que proteja especialmente a los grupos más vulnerables de la sociedad. La participación ciudadana se vuelve esencial en este proceso, asegurando que las soluciones implementadas sean inclusivas y efectivas para todos los ciudadanos