El informe del BID, del año 2021; visibiliza la trascendencia del valor de “la confianza” en las relaciones interpersonales, con el propósito de promover la fiscalización de la inversión estatal en los programas que promueven el pleno disfrute de los derechos humanos de la ciudadanía.
En ese sentido, este informe nos muestra un panorama desfavorecedor en cuanto a la confianza que existe entre las personas y en las instituciones de Gobierno en América Latina y el Caribe.
Al respecto, podríamos mencionar que cada país tiene causas específicas por las cuales la ciudadanía deja de confiar en sus gobernantes. Sin embargo, de manera general, podemos mencionar, las que se enlistan a continuación:
- Corrupción
- Nepotismo
- Insatisfacción de los servicios públicos
- Deshonestidad
- Mala recaudación fiscal, entre otros.
Por lo que, la desconfianza ciudadana crece y está llevando a una desconexión entre sociedad e instituciones públicas, poniendo así en riesgo la cohesión social y debilitando el contrato social.
Asimismo, es importante mencionar que, la desconfianza entre unos y otros genera apatía de la ciudadanía en la verificación de la implementación de los programas estatales, dando paso a la desinformación y polarización de los criterios ciudadanos.
Aunado a ello, debemos resaltar que, en la actualidad la falta de acceso a la información desempeña un rol importante en la insatisfacción de los servicios públicos, ya que en la medida que la ciudadanía no tenga conocimiento respecto a los procesos administrativos y técnicos de las instituciones, para la ciudadanía, todas las acciones serán negativas.
Esa misma desconfianza, contribuye para que, en las instituciones estatales, los procedimientos se continúen practicando de manera burocrática, como una cultura organizacional, bajo el supuesto que solamente así se obtiene la eficiencia y la eficacia.