Foro 5

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by Selene Serrano Delgado -
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La baja confianza en las personas y las instituciones gubernamentales en América Latina y el Caribe se debe a múltiples factores, la corrupción persistente y la percepción de impunidad socavan la confianza pública, mientras que la desigualdad socioeconómica genera resentimiento y desconfianza en las instituciones, la alta tasa de criminalidad y violencia afecta la percepción de seguridad y la confianza en las fuerzas de seguridad y el sistema judicial. 

La ineficiencia administrativa y la burocracia excesiva dificultan la provisión de servicios públicos, minando la confianza en la capacidad del gobierno, la falta de transparencia y acceso a la información pública impide la rendición de cuentas, y las crisis políticas frecuentes generan incertidumbre y desconfianza en la estabilidad gubernamental. Además, la desconfianza histórica debido a dictaduras y conflictos internos, el papel de los medios de comunicación y redes sociales en la difusión de noticias falsas, y la falta de educación cívica contribuyen a la desconfianza generalizada en la región.

Sumando lo expuesto sobre la desconfianza de la ciudadanía con varios factores analizados en el curso, podemos relacionarlo de la siguiente manera: la evolución de la administración pública y el neoinstitucionalismo, la falta de transparencia y rendición de cuentas, así como la limitada participación ciudadana, erosionan la confianza pública. El neoinstitucionalismo señala que las normas y estructuras inadecuadas pueden afectar negativamente la legitimidad institucional. Aunque los modelos de gobierno corporativo y de nueva gestión pública (NGP) buscan incorporar valores como la transparencia y la reputación, su implementación efectiva ha sido desigual en la región. 

Las experiencias en América Latina, como el modelo chileno, muestran que la replicación de buenas prácticas no siempre tiene éxito debido a diferencias contextuales. La construcción de escenarios de gestión incluyentes y la auditoría social son cruciales, pero su ausencia contribuye a la percepción de opacidad y desconfianza. La baja confianza en la región refleja la necesidad de fortalecer la legitimidad y credibilidad de las instituciones públicas mediante prácticas más inclusivas y transparentes.