El argumento anterior refleja una condición particular de América Latina y el caribe, los motivos que están influyendo en estos bajos niveles de confianza es la persistente percepción de corrupción en la región. Este fenómeno compromete la confianza pública en las instituciones y en los procesos democráticos. La falta de transparencia y la impunidad frente a actos de corrupción contribuyen directamente a una mayor desconfianza por parte de la ciudadanía.
Factores como la desigualdad, el poco acceso a oportunidades y servicios básicos de calidad han generado sentimientos de exclusión en los ciudadanos, fomentando la desconfianza en los políticos y sus sistemas de gobierno.
Los niveles de criminalidad presentes en los países de Latinoamérica y del Caribe afecta profundamente la confianza interpersonal y la percepción de seguridad ciudadana. La sensación de vulnerabilidad y el temor a ser víctima de delitos disminuyen la disposición de las personas a confiar en sus vecinos y en las autoridades encargadas de protegerlos.
Se debe mencionar que la baja confianza en las instituciones públicas y los sistemas de gobierno, es el resultado de un manejo descuidado de parte de los gobernantes de factores que incluyen la corrupción, la desigualdad económica y social, la inseguridad ciudadana y las diferencias culturales.