Si bien el uso de los datos masivos es una tarea compleja y que requiere rigurosidad para su uso final, estos tienen un sin número de posibles aplicaciones tanto en el ámbito público como privado, por lo que su incorporación en el diseño y evaluación de las políticas públicas puede ayudar no solo a incrementar la eficiencia y eficacia de estas, sino también permiten tener una mayor certidumbre en la definición de las políticas.
Por consiguiente el uso de estas herramientas en el marco del ámbito público requiere de un importante nivel de madurez de los datos, adopción de tecnologías de recolección, creación de capacidades en los funcionarios públicos, marcos normativos y manuales orientados a guiar las decisiones basadas en datos masivos, entre otras.
El uso de big data en las políticas públicas de Centroamérica y el Caribe es aún limitado, y presenta una serie de desafíos como, falta de normativa de protección de datos, altos costos, y falta de capacidades técnicas. Cabe mencionar que la literatura disponible sobre su aplicación en la región es sumamente escasa dado que la transformación digital en la región aún se encuentra en etapas tempranas