Durante la Pandemia por COVID-19 vivida recientemente, se presentaron diversos desafíos para los sistemas de salud a nivel mundial. En primera instancia, al ser un virus del cual no se tenía una base de conocimiento amplia, el primer desafío fue el de la investigación científica con el fin de determinar su virulencia, cuadro clínico, factores de riesgo, coinfecciones, tratamientos, transmisibilidad, secuelas a corto, mediano y largo plazo, desarrollo de vacunas, entre otros fenónemos a aclarar desde el punto de vista clínico.
A nivel Logístico, se tuvo que competir con el mercado internacional por insumos como equipos de protección personal y vacunas, que eran requeridas al mismo tiempo en todos los países del mundo, situación que provocó que la demanda fuera exponencialmente mayor que la oferta.
A nivel Financiero, se incurrió en gastos considerables que no estaban contemplados de compra de equipos, insumos, contratación de personal, remodelaciones de infraestructura, pago de incapacidades, pago de horas extras para el abordaje de pacientes en los diferentes niveles de atención. En el caso de Costa Rica, se debió acceder al Fondo de Contingencias del Seguro de Salud del Centro de Atención de Emergencias y Desastres (CAED) de la CCSS.
A nivel de capacidad instalada, se tuvo que dar una reconversión del sistema para la atención diferenciada de pacientes con sintomatología respiratoria, se ampliaron camas a nivel de los diferentes Hospitales, lo que consecuentemente implicó la necesidad de contratación temporal de personal.
A nivel de salud física y mental, se presentó una gran afectación tanto en personal de salud como en la población en general.
A nivel de personal de salud se visualiza desde 2 aristas, en primer lugar, desde el punto de vista físico, se contemplan aquellos que se contagiaron de la enfermedad en el cumplimiento de sus funciones; desde el punto de vista psicológico, el impacto que generó la discriminación por el temor al contagio, el aislamiento social, el cansancio, el síndrome del trabajador quemado y la frustración de enfrentarse a la muerte de pacientes en una forma que nunca había sido vivida por el personal de salud.
A nivel de la población general, se contempla no solo aquellos que sufrieron la enfermedad agudamente, si no también aquellos que en la actualidad presentan secuelas de la misma, aquellos que sufrieron la muerte de familiares o seres queridos a causa del virus, aquellos que perdieron el control de sus patologías crónicas o que ahora enfrentan un diagnóstico tardío que incide en el pronóstico de la enfermedad, dado que la prioridad desde el punto de vista del sector saluda fue la atención de la Pandemia,
Se considera por lo tanto, que todas estas condiciones apenas se están empezando a enfrentar, lo que constituye el mayor reto del sistema de salud en el presente y en el futuro próximo.