Hablando de las funciones esenciales para el ejercicio rector de la producción social de la salud, se debe mencionar la formulación de políticas públicas, la vigilancia epidemiológica, la planificación estratégica, la modulación del financiamiento y la gestión de los recursos, la armonización de la provisión y promoción de los servicios, la regulación y el monitoreo y evaluación del impacto de las acciones en salud, sin dejar atrás la participación comunitaria y la comunicación.
En una crisis sanitaria como el COVID 19, la vigilancia epidemiológica fue vital, por lo que se invirtió mucho en ello. Otra función fue la prestación de los servicios, los países se encontraron con dificultades para brindar la efectiva y oportuna atención a los pacientes, en Guatemala por ejemplo se montaron hospitales temporales para aumentar la disponibilidad de camas, se invirtió en equipos y suministros médicos.
La investigación epidemiológica jugó un papel importante en la comprensión del virus, el desarrollo de tratamientos efectivos y la creación de las estrategias de prevención. como último punto la comunicación fue crucial para informar a la población y para socializar la misma a todos los niveles.
En cualquier crisis sanitaria la información es relevante y en la pandemia de COVID se puedo observar como los datos pudieron guiar la toma de decisiones de los entes rectores, y no solo hablando del sistema de salud, sino de los gobiernos para implementar las estrategias de prevención y contención, en este sentido se puede mencionar su relevancia en la vigilancia epidemiológica, dando información sobre la propagación del virus en cada población y territorio y brindando las tasas de infección.
Por otro lado, también se dio información sobre la capacidad hospitalaria y los recursos necesarios para brindar la atención. Lo que conlleva a toma de decisiones oportunas y debiesen ser efectivas, eficaces y eficientes.
COVID, como emergencia evidenció a muchos países su falta de rectoría en la salud y sus puntos críticos de mejora.