Basado en los documentos de lectura, se puede observar varios ejemplos de ineficiencia y falta de control en diferentes áreas del sector público costarricense. La ineficiencia y la falta de controles son problemas recurrentes en el sector público, como lo demuestran casos recientes en diferentes instituciones gubernamentales. Esta situación no solo revela una grave falla en los sistemas de control interno, sino también la falta de mecanismos eficaces para detectar y corregir estos errores a tiempo.
La relación entre estos problemas y la calidad es directa. La ausencia de controles rigurosos y la inacción para corregir deficiencias no solo generan costos económicos considerables, sino que también afectan la confianza del público en las instituciones y en la calidad de los servicios ofrecidos. La economía, se ve afectada también por esto, ya que los recursos malgastados podrían haberse destinado a mejoras en infraestructura, educación, y otros servicios esenciales.
Se observa además como la falta de calidad se traduce en mayores gastos. La falta de planificación, organización y control de estas empresas terminan en mayores gastos de corrección de errores o gastos de no calidad.
Por ejemplo, me llama particularmente la atención el caso del IMAS. La ineficiencia en la gestión del IMAS, al prolongar los tiempos de espera y retrasar la entrega de ayuda esencial, puede tener consecuencias graves para las familias dependientes de estos recursos ya que hay familias en condiciones de vulnerabilidad que no pueden darse el lujo de permanecer dos meses en una lista de espera. Además, la inacción frente a las anomalías detectadas en proyectos públicos no solo genera desperdicio de recursos, sino que también refleja una falta de compromiso con la mejora continua y la transparencia.
Es por esta razón, que cada día más costarricenses pierden confianza en las entidades públicas, ya que esta corrupción, ineficiencia y falta de controles es un asunto que procede desde hace muchos años y parece nunca terminar.