La burocracia, entendida como la gran administración central, que en el siglo XX todos los países del mundo (socialistas, liberales, no alineados y otros), compartían la fé de este buró central (Naím, 2015). Una de las ventajas, es que la burocracia puede reunir a los mejores profesionales, para que lideren la gestión innovadora y de acuerdo a los cambios constantes de la realidad. La desventaja, es que puede agrupar a empleados no cualificados, seleccionados a discreción sin tomar en cuenta su formación, esto que por mucho tiempo se ha vivido en AL ha generado que la burocracia estatal se estanque, y no este al ritmo del sector privado, y es ahí donde el Gobierno pierde su papel de regulador.
El institucionalismo considera a las instituciones como reglas de funcionamiento de la sociedad, y como acción organizativa del gobierno. Se crean las instituciones a fin de solucionar problemas de acción colectiva, y como unidad para analizar la realidad económica y política (Vargas, 2008). La ventaja, es que las instituciones regulan los costos de organización, establecen equilibrio en lo económico, político, social, cultural y otros. Las desventajas, surgen en torno a la burocracia de estas instituciones, que pueden caer en practica y procesos obsoletos, o engorrosos, sin metodologías innovadoras.
La teoría neoinstitucionalista argumenta la importancia de los marcos de referencia normativos y las reglas de comportamiento para guiar, constreñir, y crear poder en las organizaciones que dan significado al comportamiento social. Una de las ventajas, es que enfatiza las instituciones que definen el comportamiento de los actores frente a su medio social, y en su aspecto económico analiza las fallas de los mecanismos del Estado y sus ineficacias (Vargas, 2008-2). Y la desventaja más notoria, es reconoce que las instituciones son creadas para servir a los intereses de quienes poseen el poder, y no quienes delegan el poder.
Las instituciones, entendidas como las reglas que organizan las interacciones humanas, son estructuraciones históricas en las que se juntan valores, tradiciones, culturas y otros aspectos particulares de la sociedad. De estas instituciones derivan las formas de gobierno y el derecho que se traduce en estabilidad y legitimidad para que los múltiples agentes de la sociedad puedan actuar dentro de los diferentes campos de poder apoyado por los valores compartidos entre los agentes (partidos políticos, gobernantes, empresas, sindicatos y otros), siendo esto una de las mayores ventajas (Rosique, 2008). Para poder tener la categoría de buen gobierno, se debe considerar una estructura o un orden donde interactúan la multiplicidad de agentes dotados de autoridad, sin caer en el caos y el conflicto, es por ello que la organización de las instituciones debe incluir estrategias transversales para todos los agentes de la sociedad. La desventaja, es que la categoría de “bueno” depende de la visión de los burócratas, puede ser bueno, pero ¿para que sector, para que agentes?, las instituciones puede ser organizadas para fines no de las grandes masas.
La gestión de la empresa no puede llevarse a cabo mediante consultas a los accionistas. Por todo ello y a causa de la complejidad que reviste la administración de una sociedad dentro de mercados que evolucionan rápidamente y en los que se producen cambios constantes, no se espera que los accionistas asuman la responsabilidad de gestionar las actividades de las empresas (OCDE, 2016).
Una de las ventajas, es que el concepto de gestión empresarial, ha evolucionado en la medida que el hombre ha avanzado en la consecución de nuevas tecnologías y relaciones para el mejoramiento de nuevos productos y servicios, y poder satisfacer un mercado en crecimiento y complejo.
Otra ventaja, es que la gestión empresarial ya no es un argumento de carácter local ni tampoco nacional, las distancias de nuestro mundo, en la evolución de nuevas sociedades de información y conocimiento. Los tipos de gestión pueden ser: Gestión mecanicista y reactiva se privilegia la experiencia y el sentido común como formas de conocimiento; Gestión proactiva que hace énfasis en la función y en el hecho para construir una imagen de la realidad; y Gestión sistémica que debe ser creativa innovadora y estratégica a través del lenguaje que permite dar cuenta de relaciones (Hernández, 2011).
Una de las desventajas mas significativas, es que la gestión de la empresa puede estar en contra de los valores, de los intereses, cultura de los trabajadores, lo cual puede generar conflictos.