La cultura no se genera a partir de un diseño o planificación precisa; por el contrario, para su establecimiento es imprescindible que confluyan tres elementos: uno de orden pragmático (la experiencia), otro emocional y, finalmente uno racional. Esta experiencia (tanto desde la perspectiva de la Administración Pública como del ámbito de la ciudadanía) genera emociones y pensamientos (pudiendo ser ambos positivos o negativos) que, de ser uniformes, permiten modificar los paradigmas culturales existentes.
Ahora bien, este cambio cultural no se produce por generación espontánea o de forma inmediata pues cuando existe alguna resistencia o desagrado de las personas hacia la nueva experiencia que les ofrecen las entidades estatales resulta imprescindible apoyarles a superar la resistencia al cambio adaptando sus ideas y percepción a las innovaciones ofrecidas.
En El Salvador un ostensible ejemplo de cambio cultural ha sido la adopción y uso de la tecnología por parte de la Administración pública como herramienta para cumplir con las competencias que le han sido asignadas, sí como para relacionarse con la ciudadanía. Desde el año 2018 se inició con la promulgación de normas que establecen el uso de la tecnología por parte de las autoridades administrativas; sin embargo, la resistencia (que no ha sido unánime y cuya intensidad difiere según la institución) surgió bajo argumentos de falta de recursos materiales, de capacidad instalada, etc. Paulatinamente, cada entidad ha tenido que sumarse generando interacción con el ciudadano mediante redes sociales, páginas web, portales de transparencia, brindando servicios digitales, implementando la firma electrónica, etc. La mayoría de las instituciones cuentan con canales digitales de interacción y los que carecen de ellos son objeto de reproche y demanda por parte de la ciudadanía que ha tenido una buena experiencia en otras esferas. Particularmente, en el caso del pago de tributos los ciudadanos han exigido a las municipalidades que permitan efectuar el pago por medio de NPE (Número de Pago Electrónico), QR o por medio de link remitido vía WhatsApp. La cultura del uso de la tecnología en la gestión pública del Estado salvadoreño, más allá de una mera imposición normativa, se ha construido con base en la experiencia de su incorporación paulatina sumado a las reacciones emocionales y racionales de la ciudadanía y de los propios servidores públicos.