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de Yelin Lucrecia De León Álvarez -
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La baja confianza en las instituciones gubernamentales y entre las personas en América Latina y el Caribe, como se describe en el informe del BID de 2021, es alarmante. Esta desconfianza afecta gravemente la cohesión social, el compromiso político y el crecimiento económico. Asimismo, esta baja desconfianza puede ser atribuida a varios factores interrelacionados.

  • Expectativas incumplidas y falta de claridad en el gobierno. la confianza en el gobierno se define como la creencia de que las instituciones actuarán de manera consistente con las expectativas de comportamiento positivo de los ciudadanos. Sin embargo, en América Latina y el Caribe, existe una brecha significativa entre lo que los ciudadanos esperan de sus gobiernos y lo que realmente reciben. La falta de claridad sobre las promesas gubernamentales y la incapacidad para cumplirlas, crean una percepción de ineficiencia y deshonestidad. Es decir, esta incertidumbre puede generar desconfianza, ya que las personas no tienen una visión clara de las promesas y compromisos gubernamentales. La inconsistencia en la implementación de políticas y la falta de comunicación efectiva agravan este problema, dificultando que los ciudadanos desarrollen una confianza estable en sus instituciones.
  • Ineficacia y corrupción en la Administración Pública: el problema de la capacidad y eficacia directiva de los gobiernos está en el centro de la desconfianza. Las percepciones de ineficacia administrativa, sumadas a la prevalencia de la corrupción, erosionan la confianza pública. Los ciudadanos perciben que las instituciones no actúan en su mejor interés, y esto afecta negativamente su disposición a confiar en el gobierno. La corrupción y la mala gestión son barreras significativas para la creación de un entorno fiable y transparente, fundamental para ganar la confianza ciudadana.
  • Falta de reformas institucionales efectivas: a pesar de que se han identificado elementos que pueden mejorar la confianza en las instituciones públicas, como las reformas en el sector público y la claridad en los compromisos gubernamentales, la implementación de estas reformas ha sido limitada y desigual en la región; a pesar de que, estas reformas permitan a los gobiernos cumplir con sus promesas y reforzar los compromisos ciudadanos. Y en contraposición, la ausencia de estas reformas lleva a una percepción de que los gobiernos son incapaces de gestionar adecuadamente los recursos y responder a las necesidades de la población. Esto es especialmente relevante en tiempos de crisis, donde la capacidad de respuesta del gobierno se pone a prueba. La falta de reformas significativas y la institucionalización de prácticas ineficaces contribuyen a la baja confianza en las instituciones públicas.
  • Desigualdad y Exclusión Social: La variabilidad en la confianza según los grupos de edad y las diferencias socioeconómicas también influye en la percepción del gobierno.  En promedio, los jóvenes tienden a confiar menos en el gobierno que la población de mayor edad; posiblemente debido a una percepción de exclusión. Esta diferencia puede atribuirse a una percepción más crítica y menos optimista de los jóvenes hacia las instituciones debido a su exposición a problemas sistémicos como la corrupción, el desempleo y la falta de oportunidades. La desigualdad social y económica crea un entorno donde una gran parte de la población siente que no se benefician de las políticas gubernamentales, lo que refuerza la desconfianza. En contextos donde la desigualdad es alta, es difícil generar una percepción de equidad y justicia en las acciones gubernamentales.

Así también, es importante considerar que los factores socioeconómicos y culturales, también influyen; ya que, la confianza en las instituciones públicas varía considerablemente entre los países de la región debido a factores culturales, socioeconómicos e institucionales. Por ejemplo, en países como Costa Rica y México, donde la confianza en el gobierno es relativamente alta, ha habido mejoras significativas en la percepción pública de la eficiencia gubernamental. No obstante, en muchos otros países de la región, las desigualdades económicas y sociales, junto con la corrupción y la falta de transparencia, han erosionado la confianza en las instituciones. Estos factores socioeconómicos y culturales son cruciales para entender la variabilidad en los niveles de confianza en la región.

Finalmente, la baja confianza en las instituciones gubernamentales en América Latina y el Caribe son resultado de múltiples factores combinados, como falta de claridad en las expectativas y su cumplimiento, ineficacia administrativa y corrupción, falta de reformas institucionales efectivas, factores socioeconómicos y culturales, diferencias generacionales en la percepción del gobierno, entre otros. Abordar estos problemas es crucial para mejorar la confianza en las instituciones públicas y, en consecuencia, fortalecer la cohesión social y el crecimiento económico en la región. Por lo anterior, es esencial que los gobiernos generen transparencia en sus promesas, implementen reformas en el sector público, aborden las desigualdades socioeconómicas y respondan a las necesidades específicas de todas las generaciones.