Quizá de manera injusta, la burocracia como paradigma de gestión se ha convertido en sinónimo de mal gobierno. Como tal, la burocracia tiene ventajas y desventajas. Entre sus virtudes se encuentra la reglamentación y -por tanto- la predictibilidad y estandarización de los procesos, además que establece de manera clara los jerarquías, responsabilidades y trazabilidad dentro de la organización . Sin embargo; también es objeto de crítica debido a su lentitud y su tendencia a la multiplicación innecesaria de cargos y procedimientos institucionales.
Por otro lado, el neointitucionalismo llama la atención sobre las instituciones más allá que sobre los intereses individuales y racionales de las y los ciudadanos. De cierta forma entenderá que existe ingenuidad si se asume que es el interés personal suficiente para generar y consolidar cambios en la sociedad, sin considerar las instituciones existentes. Es decir, son las instituciones los actores centrales capaces de impulsar, generar y mantener los cambios. Intervenir en estas es intervenir en los cambios que afectan a la comunidad.
Finalmente, la NGP indica una forma de gestionar considerando valores como la eficiencia, eficacia, descentralización y prácticas gerenciales del sector privado reflejadas en la administración pública. Es el intento de transformar la burocracia en estatal en una gestión estatal. No obstante, la realidad ha demostrado que esto no es posible. No se puede omitir ni sustituir por completo la tradición burocrática en los Estados, especialmente en la región latinoamericana.
Las y los fucionarios deben aprender a desarrollar su trabajo entendiendo que todos estos paradigmas se encuentran frente a ellas y sus principios y metodologías estan presentes en el desarrollo y rutina de sus organizaciones. Cuando esto se comprende es posible tomar decisiones de manera consciente para aprovechar las ventajas y disminuir, en lo posible, los inconvenientes con los que se encuentra.