La Caja
Costarricense de Seguro Social presta atención integral en salud a un 94% de la
población nacional, con una cobertura que abarca el 99,5% del territorio
nacional.
En este momento la Institución enfrenta dentro de sus grandes desafíos su estabilidad financiera, los cambios demográficos que se proyectan con base en el envejecimiento poblacional, con una estimación de alcanzar un 20,71% de población adulta mayor para el año 2050, así como la disminución de la natalidad y por consiguiente de la población económicamente activa, cuyos aportes al sistema de salud constituyen gran parte del financiamiento del sistema.
Esta situación conlleva a una necesidad de transformar el proceso de planificación hacia una planificación prospectiva estratégica de todos aquellos procesos y servicios que se prestan en la Institución con el fin, no sólo de asegurar estabilidad, sino también de anticipar con éxito los cambios a futuro, las demandas de una población envejecida con mayor prevalencia de enfermedades crónicas no transmisibles, cambios en tendencias de atención, innovación, incorporación de tecnologías e inteligencia artificial, entre otras necesidades clave en cuanto a prestación de servicios de salud.
De esta forma, en primer lugar, en lo que respecta a la planificación desde el punto de vista financiero, se considera se debe evaluar la posibilidad de generar políticas que permitan un cambio a mediano plazo del sistema de financiamiento de la Institución, como medida para garantizar la estabilidad financiera a largo plazo y el principio de universalidad que se consignó desde la fundación de la Institución. Asimismo, en el corto plazo se deben realizar grandes esfuerzos por gestionar la evasión y la morosidad, por medio de la flexibilización de mecanismos de pago, estrategias de cobro individualizadas según la condición de la empresa o PYME y la aplicación de procesos sancionatorios efectivos a aquellos que incumplan con lo establecido.
Ahora bien, en lo que respecta a la planificación de la prestación de servicios de salud, se debe virar de un proceso de planificación basado en históricos, a un proceso de planificación basado en resultados, con el fin de mejorar la calidad de atención que se brinda a los usuarios y de esta forma procurar una mejora en la calidad de vida de estos.
En este punto, además, es importante debatir sobre el impacto que las herramientas actuales de planificación como el Plan Presupuesto en Línea o los Indicadores Claves de Desempeño que se visualizan desde los Dashboard del aplicativo Power Bi, tienen en la actualidad. Si bien es cierto históricamente el desempeño de las Unidades se traducía en la posibilidad de contar con un incentivo económico para el Establecimiento de Salud, desde la eliminación de este beneficio, el cumplimiento de estos Indicadores ha dejado de ser relevante; más allá de una nota de incumplimiento, en la mayoría de los casos no existen consecuencias reales derivadas del no cumplimiento, o méritos o incentivos derivados del cumplimiento de estos.
Por otro lado, se considera imperativo planificar e implementar programas o proyectos de promoción de la salud y prevención de la enfermedad. A pesar de que el I Nivel de Atención fue creado para este fin, se ha convertido en una instancia donde el principal enfoque es el de diagnóstico y tratamiento de diversas enfermedades de baja complejidad, convirtiéndose los Hospitales en entes receptores del fracaso de este nivel, mediante la atención y manejo de secuelas y rehabilitación de enfermedades que en muchas ocasiones pudieron ser prevenibles desde el I Nivel de Atención. Lo mismo en relación con la inversión en fármacos de mayor calidad en relación con aquellos con los que cuenta la Institución, y con los cuales se ha evidenciado por medio de diversos estudios científicos, se obtiene un mejor control de muchas enfermedades crónicas, retrasando o evitando la progresión de enfermedades y el desarrollo de secuelas
De igual forma, es imperativo mejorar la planificación a nivel Hospitalario. Actualmente, es común que pacientes deban permanecer gran cantidad de días hospitalizados a la espera de realización de estudios o procedimientos, siendo que muchos de estos podrían realizarse en forma ambulatoria, o con menor cantidad de días de hospitalización. En miras al envejecimiento de la población y a las tendencias cambiantes de atención se deben implementar o fortalecer programas como alta programada, Hospital de Día u Hospitalización domiciliar, los cuales ya han demostrado tasas de éxito en otras latitudes.
En términos de planificación, existen grandes desafíos que se deben tomar en consideración con el fin de prever y anticipar las necesidades del sistema de salud para el plazo de los próximos 10 a 20 años.