En el marco del análisis cultural propuesto por Osborne, se postula que las culturas organizacionales emergen como resultado de la interacción entre experiencias vivenciales, emociones y los modelos mentales predominantes. Osborne sostiene que dichas culturas no surgen de un diseño deliberado, sino que se gestan a partir de un acúmulo de vivencias que forjan expectativas, temores y creencias, configurando así una realidad cultural específica. El desafío para inducir un cambio cultural radica en la introducción de experiencias novedosas que generen una disonancia con los modelos mentales y compromisos afectivos establecidos, propiciando una reevaluación y adaptación de dichos paradigmas.
Para ilustrar este concepto, consideraré un caso pertinente basado en mi experiencia de ocho años en el sector tecnológico agrícola. Ejemplo en El Salvador una empresa agrícola decide implementar un sofisticado sistema de predicción climática basado en análisis de big data para optimizar la gestión del riego y la planificación de cultivos. Este avance tecnológico representa una experiencia disruptiva para un equipo habituado a métodos tradicionales, quienes podrían percibir la innovación como innecesaria o excesivamente compleja.
En este contexto, el proceso de transformación cultural, según Osborne, se despliega de la siguiente manera:
Incorporación de Nueva Experiencia: La introducción del sistema se acompaña de una capacitación exhaustiva y de demostraciones prácticas que subrayan los beneficios tangibles de la tecnología. Esta integración representa una experiencia disruptiva, que desafía el statu quo prevalente en la organización.
Generación de Disonancia: Inicialmente, los empleados pueden manifestar una resistencia intrínseca hacia la nueva tecnología, arraigada en su preferencia por los métodos tradicionales. No obstante, al confrontar datos empíricos y resultados favorables proporcionados por el nuevo sistema, se produce una disonancia entre las creencias preexistentes y la realidad empírica emergente.
Reconfiguración de Modelos Mentales: A medida que los beneficios de la tecnología se hacen evidentes, la resistencia comienza a ceder, facilitando un cambio en las actitudes y percepciones de los empleados. Este proceso de adaptación cultural se ve respaldado por la evidencia concreta y el apoyo continuo durante la transición tecnológica.
Este ejemplo subraya la crucial importancia de la disonancia como mecanismo para inducir cambios en los modelos mentales y culturales. La resistencia al cambio, cuando se confronta con experiencias y resultados persuasivos, puede ser superada, permitiendo así una transformación cultural que adopte y valore las innovaciones tecnológicas. Este enfoque es aplicable no solo al sector agrícola, sino a cualquier ámbito donde la innovación enfrenta resistencia debido a paradigmas culturales profundamente arraigados.